Hoy en día, la transparencia y la claridad son parte integrante de la ley, lo que no era el caso hace 10 años. Las prácticas han evolucionado, sobre todo en materia de redacción y traducción. ¿Conoce el concepto cognitivo de derecho centrado en el usuario? Veamos su definición y sus ventajas para los profesionales de la traducción jurídica.
El derecho centrado en el usuario, también conocido como «derecho diseñado para el usuario» o «lenguaje jurídico claro», tiene su origen en el pensamiento conceptual. Este enfoque, desarrollado en Occidente, se centra en la resolución de problemas por y para el usuario. A principios de la década de 2000, se extendió a los servicios, incluido el sector jurídico.
Se formalizó en términos concretos en 2013 en la Universidad de Stanford gracias a Margaret Hagan, y luego se extendió más ampliamente. Los traductores jurídicos que traducen del español al inglés necesitan, por tanto, formación para adaptarse a las nuevas exigencias de la redacción jurídica estadounidense.
Vocabulario técnico, estructura rígida, frases interminables... El derecho se percibe, con razón, como complejo de entender y traducir. Por ello, el derecho centrado en el usuario puede considerarse un enfoque innovador para hacer que los textos jurídicos sean accesibles y comprensibles para todos.
Se basa en principios de ergonomía cognitiva y simplificación del lenguaje. Combina el derecho, el diseño y la comunicación visual para que la información jurídica resulte clara e interesante.
Para mejorar la comprensión de los textos jurídicos, es esencial utilizar un lenguaje claro, evitando la jerga innecesaria y favoreciendo las frases cortas y bien estructuradas.
La estructuración de la información desempeña un papel fundamental, con títulos y subtítulos y el uso de listas para facilitar la lectura. También se basa en la integración de elementos visuales como infografías, diagramas o iconos, que ayudan a ilustrar conceptos complejos y guían al lector.
El diseño de la página también debe ser intuitivo, con una tipografía legible y un espaciado adecuado para evitar el texto «en bloque».
En este sentido, el derecho centrado en el usuario es un proceso de diseño, una metodología con etapas que permiten alcanzar un objetivo determinado, mucho más que un simple imperativo estético.
El derecho centrado en el usuario es más accesible para todos, ahorra tiempo en la comprensión de los documentos jurídicos y permite una comunicación más eficaz entre los profesionales del derecho y sus clientes.
No se trata de simplificar el derecho, sino de ofrecer una forma más intuitiva de presentarlo y transmitirlo. Como tal, es una palanca esencial para democratizar el acceso a la información jurídica.
Este enfoque garantiza que los destinatarios de estos documentos den su consentimiento libre e informado de conformidad con los requisitos legales.
Por eso muchas empresas, como Décathlon, BNP, Huawei o Auchan, utilizan ya este lenguaje jurídico claro en sus traducciones jurídicas.